3 "En
torno al problema de Dios".
texto
de 1935. NHD 417-454
Este trabajo, digamos que 'arcaico' en la filosofía de
Zubiri, es de una valor primario para poder entender el tema de la categoría de
la «héxis», y en general para tomar
conciencia de cómo Zubiri 'usa' el modo de proceder de Aristóteles, pero
desligado ya de su horizonte intelectual de la movilidad[4].
p.68
Como el contexto es la problemática que suscita el
planteamiento metafísico sobre Dios, no estará de más, recordar la precisión
con que Zubiri plantea la cuestión:
"La expresión «problema de Dios» es
ambigua [...] ¿existe un problema de Dios para la filosofía? Voy a tratar de
esto último; por tanto, no de Dios en sí mismo, sino de la posibilidad
filosófica del problema de
Dios." (NHD 419)
El análisis de la exterioridad supone para Zubiri un
punto a esclarecer, ya que la cuestión radical, como planteamiento previo, no
es la existencia de un mundo exterior al sujeto y que es un hecho «añadido» a
los hechos de conciencia. Hay algo más radical y que hay que poner sobre el
tapete intelectual.
En el texto que sigue, se puede ver —entre líneas— la
idea de la «actualidad» en la mente de Zubiri. Y la idea de «posición», vuelve
una vez más a los momentos primeros del análisis:
"...no es que el sujeto exista y,
«además» haya cosas, sino que ser sujeto «consiste» en estar abierto a las
cosas. La exterioridad del mundo no es un simple factum, sino la estructura
ontológica formal del sujeto humano [...] El idealismo había dicho algo
parecido; pero al hablar de «sí mismo», quería decir que las cosas exteriores
son una posición del sujeto. No se trata de esto; el «sí mismo» no es un estar
«encerrado» en sí, sino estar «abierto» a las cosas; lo que el sujeto «pone»
con esta su «apertura» es precisamente la apertura y, por tanto, la
«exterioridad», por la cual es posible que haya cosas «externas» al sujeto y
«entren» (sit venia verbo) en él.
Esta posición es el ser mismo del hombre. Sin cosas, pues, el hombre no sería
nada." (NHD 421)
El problema de Dios, lo planteará Zubiri en este estudio,
desde el hombre. Y el planteamiento del «hombre» y su «existencia» suponen la
presencia del «estar», término de importancia decisiva, como vimos en la
Introducción, en la filosofía madura de Zubiri:
"Lo mismo el fenómeno de «estar
arrojado» que otros a que voy a referirme, no pueden adquirirse sino en el
análisis mismo de la existencia. Todo el sentido de lo que va a seguir consiste
en tratar de hacer ver que no está descrita la existencia humana con suficiente
precisión si no se dice sino que el hombre se encuentra existiendo [...]
Por lo pronto, yo preferiría decir que el
hombre se encuentra, en algún modo, implantado
en la existencia." (NHD 424)
p.69
La idea de «persona» aparece también en este estudio. Por
lo que a nuestro interés se refiere, dadas las vicisitudes históricas de esta
noción, se puede afirmar que en la mente de Zubiri se da una intercomunicación
entre persona —vida—, realización-, en el ámbito de la existencia del ser
personal. Aquí, de fondo, hay que ver la fundamentación de lo «héxico»:
"Esa unidad, radical e incomunicable,
que es la persona, se realiza a sí misma mediante la complejidad del vivir. Y
vivir es vivir con las cosas, con los demás y con nosotros mismos, en cuanto
vivientes [...] aquello con que el hombre se realiza como persona puede y, en
cierta medida, tiene que ocultar su ser personal." (NHD 426)
Esta fundamentación de la «héxico» pasa por la compresión
filosófica del «tener», como modo de haberse en general con las cosas.
Tener que realizarse como persona, cuyo término es la
posesión de la propia realidad vivida, es una de las ideas antropológicas
claves del pensamiento de Zubiri.
"El hombre existe ya como persona, en el sentido de ser un ente cuya entidad
consiste en tener que realizarse como
persona, tener que elaborar su personalidad en la vida." (NHD 427)
En esta «imposición» de la vida hay que ver la figura de
la «habitud», precisamente como lo fijado de esa imposición; y ello comportará
metafísicamente la inteligibilidad de lo «modal»:
"El hombre recibe la existencia como
algo impuesto a él. El hombre está
atado a la vida. Pero, como veremos más tarde, atado a la vida no significa
atado por la vida[5].
[...] Esto que le impone la existencia es lo
que le impulsa a vivir. El hombre
tiene, efectivamente, que hacerse entre y con las cosas, mas no recibe de ellas
el impulso para la vida: recibe, a lo sumo, estímulos y posibilidades de vivir
[...]
...El hombre no sólo tiene que hacer su ser
con las cosas, sino que, para ello, se encuentra apoyado a tergo en algo, de donde le viene la vida misma."
(NHD 427)
p.70
La fuerza del «estar haciéndose», necesaria para el
existir humano. Zubiri habla aquí de la nihilidad ontológica. A otro nivel de
consideraciones metafísicas, la presencia de la «héxis» como categoría de los
seres vivos, constituye (como ya vimos en la Introducción) la razón de
inteligibilidad del modo «sentiente de inteligir»: el ámbito héxico, modo vital
de «estar».Toda actuación es érgica precisamente por estar en un ámbito héxico
(en la filosofía de Zubiri, el análisis del 'sentir', como sabemos, pone de
manifiesto el ámbito de lo héxico):
"El hombre no sólo no es nada sin cosas,
sino que, por sí mismo, no «es». No le basta poder y tener que hacerse.
Necesita la fuerza de estar haciéndose. Necesita que le hagan hacerse a sí
mismo. Su nihilidad ontológica es radical [...]
Atados a la vida, no es, sin embargo, la vida
lo que nos ata. Siendo lo más nuestro, pues que nos hacer ser, es, en cierto modo, lo más otro, puesto que nos hace ser." (NHD 428)
En el hombre se «actualiza» la religación total del
universo. La metáfora de la luz expuesta en NHD 347, sitúa perfectamente el
pensamiento de Zubiri sobre lo que sea el ámbito de lo héxico:
"Solo en el hombre se actualiza formalmente la religación;
pero en esa actualidad formal de la existencia humana que es la religación
aparece todo, incluso el universo material, como un campo iluminado por la luz
de la fundamentalidad religante." (NHD 429)
La religión[6]
por encima de su contenido concreto, es así la actualización de aquello que nos
tiene poseídos, precisamente por el modo cómo nosotros tenemos de habernos con
la cosas. No es una relación de causa a efecto, no, es lo estructural de lo
poseído que se manifiesta en lo modal del habernos. Yo diría que por aquí
habría que comprender esta idea zubiriana de «la deidad»:
"La deidad es el título de un ámbito que
la razón tendrá que precisar justamente porque no
sabe por simple intuición lo que es, ni si
tiene existencia efectiva como ente.
Por su religación, el hombre se ve forzado a poner
p.71
en juego su razón para
precisar y justificar la índole de Dios como realidad. Pero la razón no lo
haría si previamente la estructura ontológica de su persona, la religación, no
instalara la inteligencia, por el mero hecho de existir personal y
religadamente, en el ámbito de la deidad."
(NHD 431)
Este ámbito de lo
héxico radica en la apertura:
"El hombre entiende, pues, lo que hay, y
lo entiende como siendo. El ser es siempre ser de lo que hay. Y este haber se
constituye en la radical apertura en que el hombre está abierto a las cosas y
se encuentra con ellas." (NHD 437)
Para
Zubiri, Dios estaría en este ámbito de lo que «hay»:
"...el entendimiento se encuentra no
sólo con que «hay» cosas, sino también con eso otro que «hay», lo que religa y
fundamenta a la existencia: Dios."
(NHD
440)
El
modo especial cómo Dios está en este ámbito:
"Porque el «es» se lee siempre en lo que
«hay». Y con todas su peculiaridades, la existencia humana es de «lo que hay».
Dios, en cambio, no es, para una mente finita, «lo que hay», sino lo que «hace
que haya algo»." (NHD 441)
El «habérselas» en el preciso sentido de lo «héxico»,
creo que nos sitúa en la idea que Zubiri tiene de la estructura de
«fundamentalidad, deidad, Dios»:
"Dios es el fundamentar mismo, mejor
aún: desde el punto de vista humano, el estar fundamentando es la deidad. De
ahí que sea un grave problema la posibilidad de encontrar algún sentido del «es»
para Dios. Que Dios tenga algo que ver con el ser resulta ya del hecho de que
las cosas que hay son. Mas el problema está justamente en averiguar en qué
consiste este habérselas. No se identifica, en manera alguna, el ser de la
metafísica con Dios. En Dios rebasa infinitamente el haber respecto del ser.
Dios está allende el ser." (NHD 441)
Aparece aquí la expresión del «absoluto cobrado» y en
íntima relación con la «persona». Como sabemos esta será idea central en la
obra póstuma de Zubiri, «El Hombre y Dios».
p.72
"...En su primaria religación, el hombre
cobra su libertad, su «relativo ser absoluto». Absoluto porque es «suyo»;
relativo porque es «cobrado»." (NHD 447)
El texto que sigue, y con el que prácticamente cierra
este apartado, está muy centrado en la intuición zubiriana de la noción de
inteligencia y héxis, que será idea clave en su filosofía madura. De ahí que
ese alegato final ponga a su vez. de manifiesto, lo preciso de la idea de la
«héxis» en la mente de Zubiri. Que no es un modo de vida, es sólo un «modesto»
modo de haberse y que supone la estructura de la realidad en la que «está»:
"Como época, nuestra época es época de
desligación y de desfundamentación. Por eso, el problema religioso de hoy no es
problema de confesiones, sino el problema religión—irreligión. Y, naturalmente,
no podemos olvidar que es también la época de la crisis de la intimidad.
Como esta no puede ser un posición última, el
hombre ha ido echando mano de todas suerte de apoyos. Hoy parécele llegado el
turno a la filosofía. (NHD 452) Desde
hace más de dos siglos, la filosofía del ateo se ha convertido en religión de
su vida. Y estamos hoy medio convenciéndonos de que la filosofía es esto. No he logrado aún compartir esta
opinión. Es posible que el hombre eche mano de la filosofía para poder vivir;
es posible que la filosofía sea una héxis de la inteligencia; pero es cosa muy distinta creer que la filosofía
consista en ser un modo de vida."[7](NHD
453)
[4] Digamos que esta
aclaración es común a este apartado y al siguiente, « El ser sobrenatural: Dios
y la deificación en la teología paulina».