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The Xavier Zubiri Review, Volume 1, 1998, pp. 39-47

Sentires, sentido y poesía en Xavier Zubiri

Basilio Rojo Ruiz

Universidad de las Americas
Puebla, México

 

La presente disquisición intenta adentrarse en el pensamiento zubiriano como una aproximación de base al fenómeno poético. Las obras socorridas son fundamentalmente: Sobre la esencia, Inteligencia sentiente y Sobre el sentimiento y la volición; también hay referencias a diversos poetas, principalmente a Vicente Aleixandre, premio nobel cuyo centenario de nacimiento celebramos precisamente este año.

Se ha repetido con frecuencia que, el poeta es el hombre, y característico es en el hombre su afán por conocer, por situarse en el mundo. El poeta vive este afán con peculiar agudeza: "... mi poesía, que desde su origen ha sido -lo he dicho- una aspiración a la luz". [1] Este afán por conocer llega a ser pasión, es decir: deseo intenso y continuo, que responde a nuestra conformación como seres pensantes abridores de camino. Las facultades que acontecen a un ser son aperturas a posibilidades de ser más; así, por ejemplo: el que se den determinados sentidos en un animal, posibilitan al movimiento locomotivo y otra manera de allegarse alimentos y de estar en el mundo. En el hombre, lo que llamamos inteligencia, faculta ser más; esto lo percibe el artista con especial nitidez: "La pasión del conocimiento (y deberíamos poder añadir: y la de la justicia) está ínsita en el artista completo". [2]

Pero, ¿cómo se da ese conocer?, ¿cuál es su proceso, que modula después la expresión?. Primeramente aprehendemos como aprehensión simple en una captación de lo presente: una captación en la que me estoy dando cuenta de lo que está captado y en el primer momento del sentir. Es importante destacar esta prístina captación en el sentir, fundamento de toda elaboración posterior. Aleixandre alude a esta primera desnudez del sentir: "El poeta que canta a la luna no canta a la luna: canta a la luna impresa en la pupila humana". [3]

El sentir es un proceso que tiene a su vez tres momentos esenciales: momento de sucitación, en cuanto desencadenante de una acción; momento de modificación tónica, en el que se altera una estructura; y, finalmente, el momento de respuesta, que es un momento accional: acción que incluso puede consistir en no hacer nada. Este proceso del sentir no es tan sólo una actividad fisiológica, sino que es el proceso que constituye la vida en cierto modo entera del animal, y del hombre en buena parte. [4]

Por lo que toca a la impresión, estructuralmente tiene también tres momentos: un momento de afección, en el que el sentiente padece la impresión: es la pura receptividad que ocurre en la presencia de lo captado. Aleixandre ve aquí el mundo relevándose: "Angélico doctor en ciencia infusa. Ciencia de la mirada y el oído, absortos en los recónditos sonidos y colores del mundo en su revelación". [5] Un segundo momento o de alteridad, en que el contenido queda ante el sentiente como algo otro (y se inicia aquí ese maravilloso proceso de distanciamiento, de concesión de independencia-en-relación que, hace ser más). Este quedar no depende de los receptores en sí mismos (aunque sí el contenido) sino del modo de habérselas, es a lo que Zubiri llama ‘habitud’. [6] El poeta tiene, dentro de la general habitud del hombre, su particular modo de habérselas con el contenido de su [40] impresión sentiente, y éste es fuente de lenguaje poético. El contenido en la formalidad de su independencia puede ser elemental (una sola nota) o complejo (una constelación de notas). Las notas elementales se sienten, mientras que las constelaciones de notas se perciben e incluso, las mismas notas elementales pueden constituir distintas constelaciones perceptivas y por lo tanto: diversos tipos de contenido unitario según sea la índole del sentiente, y aquí, el quehacer sentiente del poeta encuentra fundamento para el lenguaje llamado ‘metafórico’, que en el fondo no es sino una comunión de notas de distintas constelaciones: "Pero yo sé que pueden confundirse!... un corazón y un árbol en invierno". [7] La percepción ‘corazón’ es un conjunto constelacional de notas que en alguna manera comulga con ‘árbol en invierno’; aunque esto no es todo. Estas distintas notas pueden tener un perfil, una especie de línea de clausura. Al momento de alteridad hay que añadir el de fuerza de imposición con que la nota presente en la afección se impone al sentiente. Así, en el verso arriba citado, de las notas dentro de la constelación ‘corazón’ (que ya está potenciada con su vertiente de presencialización afectiva) se alteriza el ‘frío perder’ remarcando la fuerza de imposición de esta nota o notas con el aval de las notas al caso del árbol en invierno. Así impuesta, la impresión determina el proceso del sentir: sucitación, cambio tónico y respuesta.

De lo dicho se desprende la gran importancia del sentir-captador de notas en el mundo del poeta, y que Aleixandre haya hecho suyo el importante consejo de Meredith: "Decía Meredith a los poetas de su tiempo: ‘jóvenes, no sintáis, observad’ sano consejo contra una autofagia, que al cabo encuentra su detestable limite en lo exhausto". [8] En esta admonición ‘sentir’ (no sintáis) se refiere al mundo de los ‘sentimientos’ y ‘observar’ (observad) a esta aprehensión impresiva del mero captar lo presente dejando estar las notas. Esos ‘sentimientos’ se agotan en el solipsismo no expuesto al pathos del presente ahí y la autofagia es inevitable por simple pobreza.

Aleixandre mismo muestra continuamente esta capacidad de observación, de mero estar ahí presenciando, dejando hacerse presente la impresión: impresión de notas en constelación que van perfilando el conjunto. Nos dice Aleixandre al hablar de José Luis Cano: "La soberanía de la luz, acorde con el mar tranquilo, saturado de su poder, embriaga un éxtasis de reposo, hecho de majestad, en que el agolpamiento del color parece siempre retenido dentro de un inminente romper de gloria, que no se consiente, porque aquí reina con un canon imperecedero la maravillosa armonía. Frente a tanta belleza, casi insoportable para el límite humano, puede nacer un poeta melancólico". [9]

Conviene en este punto distinguir entre signo, señal y significación. Signo seria la nota aprehendida como otra en tanto en cuanto su alteridad consiste solamente en suscitar una determinada respuesta, es decir: en cuanto inicio de un proceso estímulo-respuesta, como mera determinación signitiva de una respuesta. El signo no está añadido a nada sino que es la nota en el modo mismo de presentarse como tal nota: la pura formalidad de alteridad del mero estimulo de respuesta como mero suscitante; signo de una respuesta. La señal es algo cuyo contenido es aprehendido por si mismo y además (por tanto extrínsecamente) señalizada. [10] La significación, en cambio, está añadida a algunos sonidos y es propia del lenguaje.

La aprehensión sensible (que compartimos, aunque no de igual manera, con los animales) es la base de la aprehensión exclusiva del hombre y que Zubiri llama aprehensión de realidad. [11]

Las mismas notas, que en la aprehensión sensible eran aprehendidas estimúlicamente, presentan una formalidad distinta: el ‘de suyo’ de lo sentido. Mientras en el primer caso se aprehendía una nota en y por el proceso sentiente, ahora se aprehende una nota cuyos caracteres le pertenecen en propio; el contenido es lo que es anteriormente a su propia aprehensión. La cosa, que por ser real, está presente como real. Esta formalidad de reidad modela los tres momentos de la impresión: [41] primero, la afección en realidad, y aquí; no toda realidad aprehendida es necesariamente estimulo, particularmente en la aprehensión ‘estética’, que no necesariamente desencadena un cambio de tonalidad y una acción-respuesta. Sobre este punto, mucho se ha hablado de la inutilidad del arte y de la poesía. Lo presente mismo es aprehendido como siendo anterior a su presentarse, con una anterioridad no cronológica, sino ontológica. En segundo lugar, se da una alteridad que amplia aún más la distancia y, en tercer lugar, una fuerza de imposición: la fuerza de la realidad.

Dice Zubiri al hablar de realidad: "Realidad es el carácter de las cosas como un ‘de suyo’. Este carácter es primario en las cosas y, consiguientemente, primero en la intelección. El hombre está abierto a las cosas por su sensibilidad, esto es, accede primariamente a las cosas sintiéndolas ... la formalidad de las cosas en cuanto puramente sentidas es estimulidad. Esta pura sensibilidad es la que posee el animal, pero la posee también el hombre. El hombre no es sólo aquello que le distingue del animal, sino también lo que comparte con él. Pero el hombre no sólo siente las cosas como estímulos sino también como realidades ... no sólo concibe que lo sentido es real, sino que siente la realidad misma de la cosa. Inteligir y sentir son esencialmente distintos e irreductibles; pero constituyen una unidad metafísica estructural. [12]

El poeta no siente (sentidos) y luego explora la realidad. La realidad, en un adecuado sentir, se presenta como de suyo y aquí el poeta conoce no ‘imagina’ o ‘inventa’: "Los poetas, si algo son, son indagadores de la realidad; no inventan nada: descubren, [13] enlazan, comunican".

Para el caso de la imagen, una sola nota captada en formalidad de realidad, que incluye la constelación en perfil cerrado, conlleva el todo de otra impresión donde tal nota se da realizando también el perfil cerrado.

Todo el aspecto de ‘reverencia’, ‘respeto’, ‘distanciamiento’ fundamentado en el sentir intelectivo: formalización, autonomía aprehensora del en sí, no determinadora estimúlica-instinto, es apertura a posibilidades que fundamenta decisión y libertad.

La realidad en el análisis poético no puede entenderse entonces como lo objetivo en el sentido de lo lanzado frente a mí como exterioridad, pues la mera aprehensión en estimulidad podría llenar estos requisitos, aparte de la precareidad en sí del esquema objetivo-subjetivo. Realidad ha de entenderse como la formalidad del ‘de suyo’ de lo sentido. Sólo a la luz de estas precisiones puede entenderse lo expresado por Aleixandre: "Pues la imaginación, conviene indicarlo, no es don de invención, sino de descubrimiento". [14] La imaginación concebida como el trabajo de un entendimiento agente sobre la ‘imagen’ de la realidad ‘exterior’, que el sentido generalizador sintetiza de los canales de los sentidos; tal imaginación estaría ya desligándose de lo real. Sentido cercano tendría la palabra ‘fantasía’ como la facultad que trabaja sobre esa materia prima que el sentido interno presenta: el fantasma, a partir del cual vendría la idea. Machado, con voz poética, contesta este sentir en texto paralelo al arriba citado de Aleixandre "Se miente más de la cuenta/por falta de fantasía! también la verdad se inventa". [15]

Por imagen entendemos aquí no la acepción latina de ‘imago’: imitación, copia, retrato, reproducción (pero no realidad), sino la aceptación griega de ‘ikon’, de ‘eíko’: retroceder ante algo, y así: hacerle sitio, dejarle venir y aparecer. Recordad en esta línea la significatividad de ikono, como lugar de presencialización. Se apunta aquí, indudablemente, a un carácter con estatuto ontológico, es decir, de inauguración de realidad en ser que conlíeva la imagen auténtica, Habría que añadir que, este ‘retroceder’, ‘ceder ante algo’, ‘dejarle venir y aparecer’ es precisamente en formalidad de realidad, de ‘de suyo’, que Zubiri llega a llamar "hiperformalización", [16] que es una formalización "hiper" de la [42] formalización estimúlica, y que el critico (por enfatizar su carácter de realidad) llama "hiperrealidad". Aleixandre entiende la expresión de Dámaso Alonso como "el alumbrar la última realidad, más real que lo sólo aparente", es decir: la realidad. Aquí, el texto más amplio: "La búsqueda que no se contenta con la realidad superficial persigue la ‘hiperrealidad’ (el término es de Dámaso Alonso), que aquí es el zahondar, el alumbrar la última realidad, más real que lo solo aparente de la superficie. Mediante inesperadas y rompedoras aproximaciones, acaecidas por la vía de la intuición —en una posible clarividencia en que estalla la lógica discursiva—, se intenta la superación de los límites consentidos". [17] Aleixandre habla aquí del rompimiento de la ‘lógica discursiva’ como trabajo de conceptuación; sucede que en este momento de aprehensión no se ha llegado a la razón lógica. Habla después de ‘intuición’, palabra que en el texto juega su juego como contraste a la lógica discursiva. ‘Intuición’ es una palabra de uso frecuente en relación a la poesía; muchas veces aparece en el sentido bergosoniano como facultad capaz de captar el ente móvil en su movilidad y duración como un continuo, en contraste con el análisis racional, que estatificaría la ‘realidad’ ... Con este vocablo, Aleixandre alude a otro modo de captación de lo real, que, como hemos dicho, es formalidad del de suyo, anterior a la razón lógica. Sobre la ‘intuición’ habría que ser cautelosos, pues incluso el impulso nervioso transmisor de sensaciones es discontinuo (variación iónica) y la hiperformalización en síntesis en áreas corticales del encéfalo es un campo que los científicos no han estudiado lo suficiente. De caber en esta investigación un sentido para ‘intuición’, habría que hablar de asunción de partes en el todo y captación del todo en potenciación constelacional, como saber de estructura donde "todos los momentos se codeterminan mutuamente". [18] Por lo tanto, el poeta aprehende la realidad directamente no a través de representaciones; la aprehende inmediatamente no en virtud de actos aprehensivos que mediaticen.

El distanciamiento que la aprehensión de realidad conlleva no es necesariamente alejamiento de las cosas; sino un modo de estar en ellas, y por ello, el hombre le sucede lo que nunca puede suceder a un animal: sentirse como no asido a las cosas; aquí precisamente da el salto a ser más que el animal. El desasimiento, el no estar inscrito en un proceso estimulo-signo-modificación tonal-respuesta hace posible la libertad y la posibilidad de ser más. Aleixandre lo expresa en su poema "Difícil": [19]

"Lo sabes? Todo es difícil...
muchas veces he visto
esas hormigas, las bastezuelas tenaces viviendo
y he visto una gran bota caer y salvarse muy pocas.
Y he visto y he contado las que seguían,
y su divina indiferencia"

Pero el distanciamiento es más: es la posibilidad de la técnica, del lenguaje, de la risa y tristeza, del dolor, del goce y de la poesía.

Todo dualismo de sentidos e inteligencia queda superado, sentir e inteligir son sólo dos momentos de un solo acto de impresión de realidad en unidad formalmente estructural: es la facultad humana que Zubiri llama inteligencia sentiente.

Pasemos ahora a los sentidos como modos de presentación de realidad, que son, eo ipso, diversos modos de intelección de ésta. Barruntamos aquí los nexos "analógicos" reales sentir-inteligir que aparecerán en el lenguaje poético.

Dichos modos los enumeraré en forma doble, anotando primero la vertiente en el sentir y después la vertiente en la dirección de realidad, el inteligir: Visión—aprehensión de eidos (configuración); audición—remisión, noticia, auscultación; gusto—aprehensión fruitiva; tacto—palpar, tanteo (nuda realidad); kinestesia (presión)—tensión dinámica (la realidad como un hacia que nos tiene tensos); temperatura (calor-frío)—atemperamiento [43] (la realidad como temperante); dolor-placer—afeccionamien-to (la realidad como afectante); sensibilidad laberíntica y vestibular—orientación, centración (la realidad como posición, como algo centrado); olfato—rastreo; cenestecia—sentido de mi, intimación.

Todos estos son modos estructurales de la impresión de realidad que pueden recubrirse total o parcialmente. Aunque no aprehendamos la cualidad propia de un sentido en una cosa determinada, sin embargo: aprehendemos el modo de presentación propia de este sentido al aprehender lo real por otros sentidos. Por ejemplo: el modo de aprehender la realidad en ‘hacia direccional’ recubre los demás sentidos. En el caso del recubrimiento de la sensibilidad cinestésica (que me da mi ‘realidad’ como intimidad) el ‘hacia’ me lleva hacia dentro de mi propio estar en mí. Y en esta intelección del mí a través del ‘estar’: es justo la reflexión. Por lo tanto, la persona no se encuentra en si misma sino sientiéndose sí mismo como realidad que vuelve hacía si. [20] En esta diversidad de modos recubiertos es en lo que consiste la riqueza inmensa de la aprehensión. Hay una estructuración de la diversidad de sentires en la unidad intelectiva de realidad y por tanto, la aprehensión es simple, a diferencia de su contenido, constitutivamente inespecífica porque trasciende de todos estos contenidos. Los contenidos serian así los limitantes (momentáneos) en la inespecificidad trascendente de la impresión de realidad. "Cuantas veces el que aquí escribe ha venido a pensar: ‘el universo del poeta es infinito, pero limitado’! . Y el poeta, cumpliéndose, ha trascendido, en un acto de fusión con el otro (el universo, los hombres), que es también un acto de propio reconocimiento". [21] Y en otro lugar; "El universo del poeta es infinito, pero limitado". [22] Aleixandre nos habla paradójicamente de infinitud - limitación, que se dan en todo auténtico proceso de acercamiento a lo real. La impresión de realidad es una impresión trascendental. Está en la aprehensión, pero rebasando su contenido.

La trascendentalidad es algo que se extiende desde la formalidad de realidad de una cosa a la formalidad de realidad de toda otra cosa. Trancendentalidad, entonces, no es comunidad, sino comunicación y una comunicación no causal sino formal. Realidad es así no un carácter de contenido ya concluso, sino formalidad abierta. El poeta percibe esta comunicación de la realidad y aspira a encontrarse en esa vinculación: "Si desde algún sitio, entonces, poesía es clarividente fusión del poeta con lo creado, con lo que acaso no tiene nombre; si es identificación súbita de la realidad externa con las fieles sensaciones vinculadas, resuelto todo de algún modo en una última pregunta totalizadora, aspiración a la unidad, síntesis, comunicación o trance, entonces Manuel Altoaguirre es poeta hasta las vibraciones invisibles de esa palabra, por otra parte tan insuficiente". [23]

Habría que añadir que, no se trata de una vinculación conceptual, sino reificante: el momento aprehensivo hace de su realidad un momento de la realidad. Lo que conjunta es un momento físico de las cosas reales mismas (físico es el vocablo para designar aquello que no es meramente ‘ conceptivo’ sino real en proceso dinámico). Aquí hay que hacer notar de nuevo el carácter de la auténtica labor poética como estrictamente inauguradora de realidad. Así, cada cosa real tiene su transcendentalidad: momento de mundo. La transcendentalidad que el poeta capta es, por lo tanto, un momento físico de las cosas reales en cuanto sentidas en impresión de realidad.

Los sentidos son así: analizadores de realidad, que constituye el fundamento de notas, o más exactamente: que en notas estructurales aparece: "Desde el minucioso análisis se sube a la superior síntesis y el poeta, vinculador y vinculado, podía intuiría y expresarla, con una fiel conciencia totalizadora". [24]

Si queremos todavía, anclar estas ideas en su entramado metafísico, veamos lo que dice Zubiri sobre los momentos de [44] la esencia: "Esta esencia tiene dos momentos: las notas esenciales y su unidad. Estos dos momentos se pertenecen intrínsecamente. Las notas talifican la unidad, y la unidad está presente ‘en’ las notas haciendo de ellas ‘notas de’ (unidad coherencial primaria): es la constructividad intrinseca de la esencia. En función de transcendentalidad, esta pertenencia constituye la realidad, el ‘de suyo’: es el constructo metafísico". [25] El término metafísico no significa aquí allende lo físico, sino lo físico mismo pero en una dimensión formal distinta. "Estas esencias no son en si y nada más sino que en su manera misma de ser en sí son abiertas a su carácter de realidad qua realidad, y por lo tanto son abiertas en principio, a todo lo real en cuanto tal, son, no hay la menor duda, las inteligencias volentes. Como lo volente está fundado (sea cualquiera como se entienda esta fundamentación) en la nota de inteligencia, podemos limitarnos a esta última y hablar sin más de la esencia intelectiva o inteligente. Toda esencia intelectiva es transcendentalmente abierta". [26]

En la medida en que se tiene más capacidad de distinguir-vinculado en apertura, se intelige con mayores autonomizaciones, con ‘mejor’ formalización y, por lo tanto: se es más inteligente. (Permítaseme romper esta lanza en favor de los poetas auténticos).

Habría que acotar aquí, con mayor precisión, lo que se entiende por subjetividad: no algo opuesto a lo ‘objetivo’, a la ‘realidad externa’, pues en la actualidad común estoy sintiéndome en la cosa en cinestesia y sientiendo que la cosa está en mí. Por lo tanto, no parece muy apropiado hablar de afecciones subjetivas como constructos ‘interiores’ o de ‘emoción interna’. La intelección sentiente, como mera actualización de lo real, es constitución de subjetividad, e apertura del ámbito del mí. De aquí viene el sentido profundo que los griegos daban al logos como un modo de actualización intelectiva, como sentido: estructuración ontológica y palabra.

Sucede casi siempre, que el contenido aprehendido por el poeta tiene muchas notas: es una constelación de notas. Lo que es real, lo que es de suyo no es entonces cada nota, sino tan sólo el conjunto entero (la Gestalt psicológica lleva un camino distinto) esto es: tiene sustantividad (lo real como constitucionalmente suficiente). En dicho conjunto cada nota tiene una posición determinada, no es elemento en el conjunto sino elemento de un conjunto y, por lo tanto, toda nota es real sólo en unidad con otras notas reales en tanto que notas. Esto reviste particular importancia en la constitución de la imagen poética. El conjunto mismo no es ya mero conjunto, sino la unidad posicional y constructa de sus notas; es lo que llama Zubiri: sistema, [27] y un sistema sustantivo será la formalización (del de suyo)de las notas como constelaciones. El lenguaje poético ‘juega’ con sistemas sustantivos. Las sustantividades no pasan de ser provisionales para los efectos de la actualidad intelectiva, sólo hay una sustantividad sistemática estricta: la sustantividad del cosmos. Por esta razón el poeta aspira a la comprensión total, a la captación completa de la realidad. Pero, en la medida en que una sustantividad va teniendo mayor coherencia, más riqueza: adquiere dureza, es durable; que aquí significa ‘estar siendo’. En otras palabras: a mayor riqueza de ‘realidad’ (si podemos establecer gradación), menor provisionalidad.

Cada cosa real es un momento de la realidad; el poeta está ahí en el mundo, distanciado; pero en el mundo y, diríamos que, gracias a ese peculiar distanciamiento en su ‘habérselas’, está metido en el mundo: "Y ahí absorberse en esa materia, como tentado por alguna parte —sin él saberlo del todo— lo compacto del mundo". [28]

Sobre este ‘absorberse’ mundanal en intelección sentiente o sentir inteligente se fundamentan otros modos ulteriores de acercamiento a lo real. Los más importantes: el logos o razón lógica, donde se intelige la cosa real en función de otras realidades (inteligir en un campo más amplio: enriquecimiento del contenido de la aprehensión primordial); y la razón, cuyo dinamismo consiste en marchar del campo [45] al ‘mundo’ en integración.

En el proceso completo de la inteligencia sentiente, cuyo ‘conocer' constituye vida misma del hombre, tenemos secuelas. Al igual que de la aprehensión meramente estimúlica se seguía un cambio tónico y una respuesta conductal; la aprehensión sentiente-intelectiva conlleva un ‘sentimiento’ como afecto sentiente de lo real y una volición tendiente, que es la respuesta como voluntad. La palabra sentimiento aparece en distintos contextos con diverso sentido, en ocasiones vago y contrastado con lo ‘racional’; no aparecen claras sus diferencias con la intuición, ni su parentesco con el sentir. Otras veces, el sentimiento ha adquirido estatuto de potencia’ intelectual (Jung) en relación a arquetipos colectivos. Aquí, ‘sentimiento’ es afecto sentiente de lo real: la realidad en cuanto tonificante, es así: un modo de versión a lo real; la realidad determinada (impresión) como determinada y a ser determinable. El momento de determinable correspondería a la volición tendente en paralelo a la respuesta. Entramos aquí en el aspecto creativo del poeta como expresión siempre de voluntad tendente a la realidad determinada, y así iniciar otra vez el proceso en favor del cosmos.

Rara vez utiliza Zubiri expresiones retóricas; llama la atención la manera como aboga por el sentimiento: "que estamos habituados por la filosofía a creer que las dos facultades que tienen que ver con la realidad en el hombre son la inteligencia y la voluntad, ¿Y si fueran tres?". [29]

El asunto, como sabemos, forma parte del meditar universal; la "logique du coeur" cabalga, según distintos momentos, a espaldas, sobre o al unísono que el espíritu de geometría. Tal vez sea Kant quien primero se atrevió a ser más explícito en su tabla-resumen al fin de su "crítica del juicio".

TABLA DE LA FACULTADES SUPERIORES DEL ALMA[30]

Facultades totales del espiritu

Facultades de conocer

Principios a priori

Aplicación

Facultad de conocer

Entendimiento

Conformidad a leyes

a la naturaleza

Sentimiento de placer y dolor

Facultad de juzgar

Finalidad

al arte

Facultad de desear

Razón

Fin final

a la libertad

La ronda de sentimiento y valor disfruta de coquetear: para Scheler el sentimiento es "órgano de captación del valor" y Haecker acota "... a mi juicio es indiscutible que el deber se funda en un sentimiento". "El sentimiento no es un órgano de inteligencia, pero es una conditio sine qua non del conocimiento del valor". [31]

A la luz de la tríada en el enmarque del hombre como ser de realidades Zubiri sale al paso: "Esta historia de los valores ha sido la tortura de la filosofía desde hace setenta años. Ni el bien es un valor, ni la verdad es un valor, ni la belleza es un valor; son modos de actualidad de las cosas; la manera como las cosas por su propia realidad quedan, precisamente, en la inteligencia, en la voluntad y en el sentimiento del hombre". [32] "Todo sentimiento es, formalmente, sentimiento de realidad. Sentimiento es el principio tónico de la realidad. La realidad como principio de tono, esto es genéticamente hablando el sentimiento. Sentimiento es un fenómeno tónico, pero de realidad, como realidad". [33]

Así, el ente no es expresión de la vida del espíritu (Hegel); la polaridad objetivo - subjetivo se queda corta para el análisis [46] del arte, en favor de un esquema que comulga con el ser entre (Buber). "Porque lo esencial, a mi modo de ver, de la obra de Arte no es ser expresión de la vida del Espíritu, sino expresión de la actualidad de la realidad en mi como realidad. No es una expresión de la vida del espíritu, sino una expresión de la manera como en la vida se hace actual lo real; es una expresión de lo actual de la realidad misma" [34] quiero aquí hacer énfasis en el punto de vinculación: actualidad de la realidad en mi como realidad y en otro lugar "Todos los sentimientos nos presentan facetas de la realidad, no solamente estados míos" [35] y un poco antes "El actualizarse una realidad como tal es ciertamente algo propio de la realidad. Y ahí es donde está justamente el carácter no subjetivo que tiene todo sentimiento. Ahora bien, la actualidad queda modificada en cuanto actualidad, por aquello en quien se actualiza. Y estos modos, precisamente por ser de actualidad ...". [36] ¿En qué consiste esta actualidad? "las cosas así presentes al hombre quedan en una cierta forma, según el modo de hacerlas presentes. Pues bien, a ese modo de quedar es justamente a lo que llamo «actualidad»".[37]

Los estados o niveles de actualidad se fundan en la materia "La actualidad por la materia es la actualidad primera, primaria y fundante de toda otra actualidad. De ahí que todos los estratos de lo estético estén fundados en la materia. Ni en lo natural ni en lo artístico se trata de que la materia «manifieste» lo estético, sino de que la materia «dé actualidad» primaria a lo estético". [38] Don Alfonso López Quintás hablaría de "Presencialización de lo sensible en lo suprasensible" aunque aquí parece que estamos todavía en manifestación’’ de ahí que la adjetive de ‘‘mediata’’ y ‘‘directa’’. Zubiri lo explica como ascendente: "Son actualizaciones de distinto carácter, y en definitiva mucho más radicales en cada caso que en anterior; son diferencias de actualidad, en virtud de la cual lo que llamamos estratos en rigor no lo son, sino que son pura y simplemente distintos aspectos de la realidad en su actualización". [39]

En el caso particular de la poesía, el concepto de imagen, no como referencia, sino como "dar lugar" remite a esta actualización donde el pondus de lo real se expande . "Toda manifestación pende esencialmente de la presencia de la cosa que se manifiesta. Y esta presencia es justamente actualidad". [40] Lo estimúlico en acomodación tónica a lo real aparece como atemperamiento y fruición (disfrute) en la línea ascensional de lo sentiente.

El atemperamento respecto al tono vital nos vincularía al "valor" y la fruición al "goce". Insinúo: como encabalgamiento estructural con lo real en cuanto tal. "El ámbito de la realidad no es una especie de región a la que se sube, pasando por las cosas bellas, no. El ámbito de realidad no es sino el ámbito de transcendencia en las cosas bellas, reales y concretas". "el pulchrum de cada cosa bella, remite a todas las demás cosas bellas. Y por consiguiente, hay una especie de transcendencia". [41]

Para aterrizar algunas de estas cuestiones quisiera presentar un poema de Vicente Aleixandre titulado "La Explosión" y sobre sus líneas hacer comentarios de lo ascensional en unidad de la realidad en tanto que pulchrum

 

LA EXPLOSION[42]

Yo sé que todo esto tiene un nombre: existirse.
El amor no es el estallido, aunque también exactamente lo sea.
Es como una explosión que durase toda la vida.
Que arranca en el rompimiento que es conocerse y que se abre, se abre,
se colorea como una ráfaga repentina que, trasladada en el tiempo,
se alza, se alza y se corona en el transcurrir de la vida,
haciendo que una tarde sea la existencia toda, mejor dicho, que toda la existencia sea como una gran tarde,[47]
como una gran tarde toda del amor, donde toda
la luz se diría repentina, repentina en la vida entera, hasta colmarse en el fin,
hasta cumplirse y coronarse en la altura
y allí dará la luz completa, la que se despliega y traslada
como una gran onda, como una gran luz en que los dos nos reconociéramos.

   Toda la minuciosidad del alma la hemos recorrido.
Si, somos los amantes que nos quisiéramos una tarde.
La hemos recorrido, ese alma, minuciosamente, cada día sorprendiéndonos con un espacio más.
Lo mismo que los enamorados de una tarde, tendidos, revelados, van recorriendo su cuerpo luminoso, y se absorben,
y en una tarde son y toda la luz se da y estalla, y se hace,
y ha sido una tarde sola del amor, infinita,
y luego en la oscuridad se pierden, y nunca ya se verán, porque nunca se reconocerían…

   Pero esto es una gran tarde que durase toda la vida. Como tendidos,
nos existimos, amor mío y tu alma,
trasladada a la dimensión de la vida, es como un gran cuerpo
que en una tarde infinita yo fuera reconociendo.
Toda la tarde entera del vivir te he querido.
Y ahora lo que allí cae no es el poniente, es solo
la vida toda lo que allí cae; y el ocaso
no es: es el vivir mismo el que termina,
y que quiero. Te quiero y esta tarde se acaba,
tarde dulce, existida, en que nos hemos ido queriendo.
Vida que toda entera como una tarde ha durado.
Años como una hora en que he recorrido tu alma,
descubriéndola despacio, como minuto a minuto.
Porque lo que allí está acabando, quizá, sí, sea la vida.
Pero ahora aquí el estallido que empezó se corona
y en el colmo, en los brillos, toda estás descubierta,
y fue una tarde, un rompiente, y el cenit y las luces
en alto ahora se abren de todo, y aquí estás: ¡nos tenemos!

 

 


NOTAS

[1] ALEIXANDRE; Vicente (en adelante, VA), Mis poemas mejores (en adelante, MPM), Gredos, Madrid, 1978, p. 31. ^

[2] VA, Obras Completas (en adelante, OC), Aguilar, Madrid, 1968, 1573. (En 'Poesía, Moral y Público'). ^

[3] VA, OC, p. 1579. ^

[4] Cf. Zubiri, Xavier (en adelante, XZ), Inteligencia Sentiente (en adelante, IS), Alianza Editorial, Madrid, 1980, p 2 s. ^

[5] VA, Los encuentros (en adelante, LE) Guadarrama, Madrid, 1977, p. 127. ^

[6] XZ, IS, p. 36. ^

[7] VA, OC, p. 476. ^

[8] VA, OC, p. 1486. (Prólogo a "Soledades juntas" de Manuel Altoaguirre). ^

[9] VA, LE, p. 184-5. ^

[10] XZ, IS, p. 50. ^

[11] XZ, IS, p. 54. ^

[12] XZ, Sobre la esencia (en adelante, SE), Sociedad de estudios y publicaciones, Madrid, 1962, p. 417-8. ^

[13] VA, OC, p. 1350. (En "Nuevos encuentros: con D. Luis de Góngora"). ^

[14] VA, OC, p. 1573. ^

[15] Machado, Antonio, Poesias completas, Espasa Calpe, Madrid, p. 217. ^

[16] Cf. XZ, IS, p. 69. ^

[17] VA, OC, p. 1449. (En "A la segunda edición de Pasión de la tierra"). ^

[18] XZ, SE, p. 516-7. ^

[19] VA, OC, p. 778. ^[48]

[20] Cf. XZ, IS, p. 99-113. ^

[21] VA, MPM, p. 8. (Prólogo). ^

[22] VA, OC, p. 1577. ^

[23] VA, OC, p. 1486. ^

[24] VA, MPM, p. 7. ^

[25] XZ, SE, p. 486. (Los subrayados son míos). ^

[26] XZ, SE, p. 504. ^

[27] XZ, IS, p. 203. ^

[28] VA, OC, p. 1392. ^

[29] XZ, Sobre el sentimiento y la volición (en adelante, SV), p. 385. ^

[30] Kant, E.; Crítica del juicio, Porrúa, México, 1985, p. 207. ^

[31] Haecker, T., Metafísica del sentimiento, Rialp, Madrid, 1973, p. 139. ^

[32] XZ, SV, p. 357. ^

[33] XZ, SV, p. 335. ^

[34] XZ, SV, p. 350. ^

[35] XZ, SV, p. 342. ^

[36] XZ, SV, p. 339. ^

[37] XZ, SV, p. 338. ^

[38] XZ, SV, p. 376. ^

[39] XZ, SV, p. 372. ^

[40] XZ, SV, p. 371. ^

[41] XZ, SV, p. 368. ^

[42] VA, OC, p. 771. ^

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